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La Segunda Semana del Tiempo Pascual:
La visión del Cristo vivo en el misterio de la Eucaristía
Hay dos campos principales para encontrarse con el Cristo resucitado de los muertos; el primer campo es el misterio de la Palabra de Dios y el segundo campo es el misterio de la Eucaristía. En la Eucaristía vemos al Cristo vivo en la Encarnación, la Cruz, la Resurrección, la Asención a los cielos y la Sentada a la diestra del Padre.
Pues en su encarnación, participó en nuestro cuerpo para edificar en nosotros su templo; “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” (Ef. 2. 19-22). En la Eucaristía obtenemos la fijación en Dios y él en nosotros, y nos convertimos a ser su morada y los miembros de su cuerpo, su templo santo y así se acabó nuestra expatriación como advenedizos, sino nos convertimos a ser miembros de la familia de Dios.
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.” (Jn. 6. 35-36). “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”(Jn. 6. 40).
Hemos hablado antes del misterio de la Eucaristía en los tres primeros Domingos del mes de Amshir (mes copto) y en el Jueves Santo. Es importante que hablamos otra vez de la Eucaristía en la segunda semana después de la Resurrección porque la Eucaristía es uno de los más importantes medios por los cuales nos encontramos con el Cristo resucitado de los muertos y le vemos vivo y por lo tanto vivimos a través de él eternamente.