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Los Beneficios del Retiro

Los Beneficios del Retiro

Son muchos y benditos los beneficios que puedes lograr del retiro con Dios diariamente. De estos beneficios podemos mencionar:

Primero: el alimento espiritual

Igual que el cuerpo necesita el alimento para crecer, así el espíritu necesita la palabra de Dios y la oración como alimento para el crecimiento espiritual. Por eso el Señor Jesucristo dijo:“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4. 4).

Esto se dice de la palabra de Dios como alimento, sin embargo se dice también de la oración como otro medio para la alimentación espiritual, pues San Agustín escribió tras experimentar esto y dijo: “El cuerpo no puede quedar vivo sin el alimento, así la oración es el alimento del espíritu y lo esencial de su vida”.

No oculta a nadie que el alimento espiritual es una cosa esencial para el crecimiento espiritual, ya que el creyente tiene que crecer continuamente como está escrito en el mandamiento: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2P. 3. 18).

Por eso, el hombre necesita el alimento espiritual, como dijo San Pedro Apóstol: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1P. 2.2).

En efecto, el creyente que echa de menos la palabra de Dios demuestra que está creciendo espiritualmente. San Juan “De boca de oro” se refirió a esto diciendo: “Cuando veo el calor de sus deseos y sus anhelos de pan espiritual que es la palabra de Dios, esto me aclara vuestro crecimiento en la virtud, porque igual que condenamos al cuerpo que está sano cuando lo vemos comiendo los alimentos con apetito y deleite, así vuestra hambre de la palabra de Dios nos aclara obviamente vuestra buena preparación y salud completa”.

Secundo: la participación de Dios

Qué bonito es el privilegio del creyente, sobre las otras criaturas, de que Dios mismo participa en su vida, camina con él, enfrenta sus desafíos, le guía y le aconseja. Este privilegio magnífico lo aclaró el profeta Moisés diciendo: “¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Ex. 33.16).

Pues en el retiro, el creyente expone a Dios sus ideas, sus preocupaciones y sus circunstancias y hace que Dios participe en ellas, guiándole con su prudencia, como dijo David: “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma” (Sal. 143. 8).

Si esto era el caso de David en sus peticiones a Dios, la respuesta de Dios era: “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Sal. 32. 8).

Tercero: Armamento contra los ataques del diablo

Sin duda el creyente en sí es débil, como dijo David: “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo…” (Sal. 6. 2).

Y como aclaró San Pablo Apóstol diciendo: “Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad” (2Co. 11. 30).

Sin duda que nuestro enemigo es astuto y fuerte, como aclaró San Pedro Apóstol diciendo: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1P. 5. 8).

Por eso el creyente necesita mucho la unión con Dios y retirarse con él para lograr una fuerza interna que le prepare contra los ataques del diablo, por eso dijo San Pablo Apóstol: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2Co. 12.9).

La fuerza del Señor Jesucristo viene con la oración para apoyar al creyente en su interior: “Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Ef. 3. 16).

Y con la palabra de Dios se adorna el creyente con la arma fuerte: “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Ef. 6. 17). Esta arma con que Dios apuñaló al corazón del diablo en la montaña de las tentaciones (Mt. 4. 1-11). Y así nos enseñó el camino de la victoria.

Estos son algunos beneficios del retiro: es el alimento espiritual para crecer, una oportunidad para la unión con Dios y un modo de armarse contra el enemigo.